La cocina española en general y la menorquina en particular, serían muy distintas si no contasen con algunos productos oriundos de América, que hoy, directa o indirectamente, invaden nuestra cocina, en el largo peregrinaje del buen yantar, no se puede obviar lo que Colón y los que le siguieron aportaron a la gastronomía. Productos nuevos, una materia prima ignorada en años precolombinos, que sobre todo entre los cocineros y cocineras del fogón patrio encontraron insospechado acomodo.
Hoy, por ejemplo, no se entenderían unas “porquetjades” sin el uso del pimentón, y el pimentón como ustedes saben, se obtiene del pimiento (capsicum annuum), planta solanácea oriunda de América. De manera, que nuestras populares sobrasadas deben su existencia al pimentón, sin cuyo concurso no sería posible producirlas.
El tomate es otro producto de gran aceptación, sin el cual ya me dirán cómo se puede confeccionar, pongamos por caso, un “oliaigua amb tomàtiga” o un “tomatigat” o cualquiera de las mil recetas de cocina que necesitan el tomate para su elaboración. El tomate es el fruto de la tomatera, planta solanácea, originaria de América, a la que los científicos se les ocurrió llamarla solanum Lycopersicum.
La patata (solanum tuberosum) es la planta solanácea que más hambruna habrá socorrido en el mundo, sobre todo en Europa. Un tubérculo que, originario de América, concretamente Perú, fue en principio cultivado como planta ornamental. Muchos años después, sería un farmacéutico francés quien descubriera sus cualidades como alimento humano. Fue en un principio aborrecida por aquellas mentes de una época muy dadas a la superstición, cuyas ignorancias les hacían presumir que un producto que se formaba bajo tierra, fuerza era que no tuviera cosa buena sino maligna.
Se puede escribir un voluminoso tratado sobre la historia de la patata. Como éste no es el caso, basta decir por curiosidad que en la actualidad se conocen unas 1.500 variedades de patatas.
La patata es otro producto humilde que en Menorca está profusamente presente en su cocina, incluida la más delicada repostería.
El Boniato (voz Caribe) es una planta convolculácea. También originaria de América. Puede afirmarse que en ninguna otra parte del agro español se llegó nunca a sembrar tanta cantidad de este tubérculo como en Menorca, y tampoco se le supo encontrar acomodo culinario como aquí, incluida, cómo no, la repostería. La “greixera de monyaco” es como la de patata o muy parecida, pero demuestra esa capacidad admirable de cocineros y cocineras locales a la hora de aprovechar los recursos del campo.
Textos: José M. Pons Muñoz